martes, 13 de julio de 2010

Y por fin llego al Hostel

Cojo el autobús y arrastro mis maletas adentro en un último esfuerzo. Miro y remiro mi mapa para no pasarme de parada.

El destino es claro, Rosa de Luxemburg y metro hasta destino. Llego a la parada de metro maletas mediante y veo unas enoooooormes escaleras de acceso a la estación. Ya no tengo más fuerzas, la situación me supera.

Ahí mismo encuentro un taxi que me deja en la puerta del Hostel. El conductor, amablemente eso si, remarca el elevado peso de mi equipaje mientras lo baja del maletero.

Una suculenta y nutritiva cena en un bonito restaurante cercano pone punto final a un laaaargo día de viaje. Y por fin puedo relajarme.

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