Como quiero ser una ciudadana oficial de Berlín hoy me he acercado hasta el ayuntamiento (la Rathaus que se llama aquí) para registrarme en el censo.
Al llegar lo primero que me ha llamado la atención es que a pesar de estar en uno de los países más avanzados de europa, la burocracia no es ditinta a la de cualquier parte. Mucha gente esperando su turno, una hora aproximadamente de espera para hacer el trámite y algunos funcionarios no muy simpáticos.
Tengo que pedir y rellenar el impreso correspondiente. Me he preparado en casa lo que tengo que decir y el funcionario me atiende, pero no me entiende. Unos segundos más tarde y algo ofuscado el hombre del mostrador me da un impreso en blanco y otro que usan a modo de plantilla con las traducciones en español de lo que hay que poner en cada casilla. Me he sentido estúpida pero aparco el orgullo y agradezco el gesto.
Mientras estoy esperando mi turno, rodeada de gente de distintas procedencias (turca, africana, asiática, sudamericana...) recuerdo haber visto esto desde el otro lado y se me despierta una extraña conciencia. Un sentimiento de empatía.
Finalmente es mi turno y la funcionaria que me hace el registro resulta ser muy simpática y me facilita el proceso. YA SOY UNA CIUDADANA MAS.
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